(Texto que compartí el jueves 15 de marzo de 2012. En mi opinión, muy vigente.)
Te equivocarás, muchísimo, es más, te equivocas más de lo que crees y no es la primera vez que hablo de ello, pero seguimos haciéndolo. Igual yo, o tal vez en mi caso peor, creo que me equivoco más de la cuenta. Desde que nos levantamos hasta que volvemos al sueño la cantidad de veces que erramos por día es sumamente alta en comparación a las veces que reconocemos que lo hicimos. Cuando el ego nos justifica todo o casi todo, es poco lo que podemos hacer para cambiar, porque evidentemente no reconoceremos que tenemos que cambiar.
Siempre hay que cambiar, el mundo gira en torno a sí mismo y en torno al sol, por lo que estamos siempre cambiando de posición aunque ello no implique un cambio en nuestro interior. Pero es ese el cambio constante que debemos reconocer, aceptar y proclamar. La posibilidad de adaptarnos a cada momento y con ello evolucionar, nos permite asumir una mejor posición para enfrentar las situaciones en las que generamos y nos generamos dolor, tristeza, desesperanza.
Todo empieza cuando nos damos cuenta que el mundo no gira en torno a nosotros, recuerden giramos en torno al sol y al mundo, no a nuestro ego. Entonces nos puede llegar a molestar muchas cosas, desde que la gente no aprecie nuestra presencia hasta que no sea agradecida por algo que pasa desapercibido y no aprecian como quisiéramos. Error, grandísimo error, acá vinimos a dar porque si todos nos sentamos a esperar recibir, lo único que haremos es esperar.
Después de eso, los puntos de vista, y porque nosotros tenemos la razón, nadie más. Imponer en lugar de conciliar, hablar y hablar en lugar de escuchar, reclamar y pedir en lugar de amar y dar. Nos metemos en una cola, nos montamos en un carrito, y mientras nos trasladamos criticamos a todo el que nos rodea por la sencilla razón de que existe, que si hace esto o aquello, que si se viste de tal o cual forma, que si respira. Y para molestarnos más, ni hablar de cuando efectivamente nos equivocamos, alguien nos lo hace saber y cierren las puertas y apaguen las luces porque el apocalipsis es un juego de carritos, nuestra ira no estima el efecto a su alrededor y los demás que se jodan.
Me ha pasado, y tal vez porque la presión me ha podido y esa palabra es tremenda excusa para todo. Como tal ella existe y es más fuerte de lo que asumimos, sin embargo, para que marquemos diferencia tenemos que saber sortear sus efectos y mejorar.
Todo pasa por detalles, saber cuando callar aunque tal vez se nos vaya una mala cara, saber cuando hablar aunque lo que digamos pueda doler a los demás, saber cuando sacrificarse aunque nos duela mucho hacerlo, saber cuando aceptar aunque nos cueste mucho reconocerlo, saber cuando escuchar una reprimenda, aunque ello hiera mortalmente nuestro ego.
Que no se nos pase la vida en una sola arrechera, busquen la felicidad que está en cada uno de vosotros, no en la playa que en mi caso abandoné hace meses, no en otra persona, no en irse a otro país, no en empezar un proyecto, la felicidad es como la sangre, nos recorre, nos alimenta y nos hace feliz, no más.
Entre letras les digo que les quiero, aunque no sepa quien lee y quien no, aunque pase tiempo hasta que alguno vuelva a posar sus ojos en estas letras. Les estimo porque intentan cada día vivir y en base a eso dar ejemplo. Cuando os envío bendiciones van desde el alma, salud, esperanza, fe y todo lo que le represente una mejor vida.
Hasta la próxima y nos vemos, cuídense, ¡Próxima estAción esperanZa! ¡¡Pura Vida!!
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