Tuesday, October 23, 2018

Típico encuentro

(Carta original del lunes 13 de febrero de 2012)

El pasado y el futuro se encontraron, porque siempre se habla de ellos y ellos pocas veces pueden expresarse, recuerden uno fue y el otro será, ninguno es. El pasado con aquello de que éramos felices y no lo sabíamos le hacía saber al futuro que más allá de que las cosas mejoren, lo que se vivió fue infinitamente mejor, porque entonces aunque habían menos facilidades las cosas eran sencillas y la gente en lo particular no se complicaba tanto.

El futuro reposta y señala que lo que viene siempre es mejor, porque lo que está por pasar es la oportunidad de volver a empezar, o mejor aún, de empezar. El futuro, con aquello de que cada día se inventan miles de artefactos con los que nos facilitamos la vida, se agranda con eso de que lo que viene genera expectativa, ilusión y esperanza, el pasado solo puede generar molestia y para eso mejor ni recordar.


Se inicia el típico toma y dame entre el pasado y el futuro, lo que vivimos y de lo que nos sentimos orgullosos versus lo que viviremos y lo que sentimos podemos hacer o podemos llegar a hacer aunque en el intento ni tan siquiera nos acerquemos. También se enfrentan lo que nunca se pudo con lo que nunca se podrá, y en esa guerra que se dirime entre la mente y el corazón nos pasamos buena parte de la vida sin pensar en que el que decide, el que vive, el que hace o deshace, es el presente.

Y cuando el presente entra en escena, pasado y futuro se vuelven ángel y demonio, o al revés, demonio y ángel, pero cada uno se contrapone para que cuando el presente actúe lo haga influenciado por el pasado o el futuro según convenga.


Entonces el presente, o nosotros mismos, estamos como perdidos, como delante de un laberinto que sabemos a dónde va pero no sabemos cómo atravesarlo; el pasado diciéndonos que lo de antes fue mejor y que lo que no se pudo el futuro no podrá, y el futuro diciendo que por el pasado no se está donde se quisiera y que si es por él estaríamos aún más lejos.

El mensaje aunque obvio, no suele llegar a donde debería, porque pasado y futuro siempre asumen la posición en la que la culpa juega su papel y no nos llegamos a sentir a gusto como deberíamos, como merecemos, como podemos.


Ayer, ayer quedo, y mañana ya vendrá, el ahora, este momento es la oportunidad perenne de crecer, mejorar, luchar y definitivamente de ser feliz, esa constante búsqueda sin sentido cuando descubrimos que en nosotros está el secreto de ser feliz.

El pasado y el futuro no solo se encontraron ahora, siempre lo hacen, y hay que dejar que lo hagan, nosotros a lo nuestro, a vivir, a armarse de cariño para valorar a los que tenemos, a los que necesitamos y sobre todo a los que nos necesitan. Mientras pasado y futuro sigan en su desafío de cuál tiempo es mejor, vivamos el ahora que definitivamente es superior al ayer y al mañana.

Vivan y dejen vivir, hagan y dejen hacer, sean felices y dejen a los demás serlo. Mi infinito agradecimiento por contar con vosotros, el deseo eterno de felicidad acompañe vuestras vida, Dios les bendiga y ¡Pura Vida!

Monday, October 15, 2018

República del Like

Nos conectamos más y nos comunicamos menos. Desde siempre hemos tenido terror cuando vamos a comunicar algo y aquello genere rechazo. Antes de las redes, eran noticas, cartas, manifestaciones a la vieja usanza que transmitían cualquiera fuera el sentimiento: Te quiero, te quiero y quiero algo más, te quiero pero no aguanto mas, te quiero y no sé.  Entre muchas tantas otras...

Llegaron las redes y cuando pensábamos que la comunicación sería más directa, el caso es contrario. Aunque estamos hiperconectados, las comunicaciones actuales son tensas, mínimas, las necesarias.  En vez de decir te quiero, decimos que algo nos gusta porque así creemos que aquello comunicará algo más. Lo mismo cuando no nos gusta algo, aquello en las redes es medio mal visto, por lo que se deja a libre albedrío que las personas asuman el significado cuando una publicación no gusta, no atrae. 


Será que la parte digital del cerebro, claramente peleado con la parte digital del corazón, da la orden de que hagamos tal o cual cosa: Usted no debe desnudar sus afectos a los demás o usted no debe indicar que no siente tal afecto por los demás o usted, nada, más de lo mismo.  


Ahora la cuenta va de “likes”, los que seamos capaz de sumar para que la parte digital del corazón se alimente y seguramente la parte digital del cerebro se tranquilice. El problema va si se está cazando un determinado “like”, entonces los digitales del corazón y el cerebro se adentran en una pelea apoteósica para justificar, silenciar o distraer aquella extraña situación donde un “like” no aparece ni lo hará.  


La verdad es triste que estemos tan “cercanos” pero en aquello de sentir estemos absolutamente alejados. Ahora no llevamos cuentas de abrazos o de afectos, son cuentas de “likes”. Tras una buena cantidad de aquellos entonces usted se convertirá en alguien popular o como les llaman ahora influenciadores, a partir de ahí se llenará su ego de “likes”, pero tendrá que cavar profundo para encontrar los verdaderos te quiero. 

El miedo sigue reinando y ha encontrado en la tecnología o en la era digital, su mejor aliado. Publique, escóndase, sume “likes” y por ahí encontrará algún te quiero.

En las redes encontrará muchos gurús que le dirán qué hacer y cómo hacer, peor aún, encontrará quienes les digan qué sentir y cómo sentirlo. Mi humilde sugerencia: Aléjese. Y aléjese de la parte digital del cerebro y del corazón. Ahí, siga las señales, son suyas, es su vida, un día menos. 

Gracias por vuestro tiempo, por vuestros likes, por vuestros te quiero. Desde acá el gusto de verles por ahí y el sentimiento de saber que son parte de la vida... ¡Pura Vida! ¡Próxima estAción esperanZa! 

Tuesday, October 9, 2018

Pasando la foto

Del lunes 05 de marzo de 2012, en mi caso aplica perfectamente a lo que vivo hoy en día. Intentando acompañar a la Alegría en su felicidad. Un día a la vez...

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Se abre el cielo como quisiéramos abrir el corazón, que si no hemos sufrido poco y al cabo de todo no venimos al mundo a sufrir. Azul intenso, tan fuerte como la emoción que se describe de la Alegría cuando volvemos a ver a alguien después de varios años o mejor aún, vemos a alguien después de unas pocas horas eso que le llaman maripositas en el estómago. Alegría, que bella es la Alegría bien vivida y sobre todo bien sentida, cuando nos alegramos más por lo ajeno que por lo propio, o en todo caso por lo nuestro.


Se hace una foto cielo o corazón abierto, azul o alegría intensa. En esa foto transitan recuerdos o a lo mejor deseos, pero nuestra mente y sobre todo nuestro corazón sigue dibujando aquella foto que grabamos tras el flash que abre un nuevo compás para una foto nueva.


Pasa la foto, echamos un cuento y volvemos a recordar. Los amigos que nunca volvimos a ver pero seguimos pensando, a los amigos que están por venir y de casi conocerles ya los hemos extrañado y se viene una foto nueva, cargada de sonrisas porque siempre que recordamos tratamos de hacerlo con una sonrisa, la que se expresa en el rostro de todos los que nos acompañaron alguna vez.


¿Nostalgia? Para nada, entre foto y foto la vida no te da tiempo a ponerte nostálgico, es su manera de pedirte que disfrutes, que disfrutes cada segundo posible por sonreír, esa es la escala eterna que mide el bien que nos hicieron y sobre todo el que hicimos.


Volvemos al cielo y en aquella noche oscura no hay línea que lo separe del mar, al que a veces tememos pero del que siempre aprendemos. Constancia, esperanza, fuerza, unidad y tantos mensajes que el mar siempre nos quiere dejar. Y los mensajes siguen porque en la noche el mar le pide permiso al cielo para crecer y enseñarnos de nuevo que no hay cosas imposibles, los imposibles son obra y arte de nosotros.


De aquí otra foto, el centro del universo se hacen unas embarcaciones que pueden ser estrellas pueden ser botes, pero dentro de su pequeñez nos recuerdan la enormidad de la creación, que puede ser tan infinito como el amor, como el sentimiento, como el cariño, como la esperanza. Que podemos creer que las cosas malas pueden ser tan o más grande que aquello y no, olvídenlo, esa noche oscura con un mar que llega al cielo solo cosas buenas puede traer.


Se pasan las fotos como se pasan los años, o los días para no exagerar. Eso es lo que queda de cada día, una foto de lo que vivimos y hemos hecho. Muchas de esas fotos no alcanzamos a verlas, porque queda en el grato recuerdo de otros.

Grita el sol con su brillo perpetuo, grita porque solo en algún rincón de la galaxia quiere que no perdamos la oportunidad de acompañarnos, de querernos, de amarnos, de estar. Tiene la grata experiencia de recordárnoslo cada día y tras cada foto, pide un chance al encuentro.

Fotos de buen gusto, fotos de esperanza, fotos de nosotros, de vosotros, de todos o del sol a escondidas con la luna riendo con el canto del amor.

Pasaron las fotos y seguirán pasando, sabor a milagro, lágrimas de ánimo, felicidad y solo felicidad.


Poco o nada, muchísimo tal vez, todo de corazón. No dejéis que el ánimo no permita abrir las puertas del corazón a cada experiencia grata de la vida, no quedéis atrapados en momentos de confort donde sufren, busquen superar el sufrimiento con momento de vida, mucha vida y el mejor ánimo.

Enamórense de vosotros, que desde ahí todo será mas lindo. Queridos hasta pronto, bendiciones plenas y muchísima ¡Pura Vida!: Próxima estAción esperanZa!

(Fotos de @PurasVitae y Google)

Monday, October 1, 2018

Malos entendidos

Sea por puntos de vista, por lo que se siente o por lo que no se conoce; las posibilidades de que un malentendido complique o concluya una relación de cualquier tipo, son altas. Todo empieza con la manifestación de un te quiero, los actos o acciones con los que intentamos demostrar tal afecto, pueden generar el efecto contrario. Y sí, aquellos actos que uno estima demostrarán ese "te quiero" en toda su extensión, pueden sembrar dudas, miedos o simplemente rechazo. 


Aquel miedo que se sufre a la hora de comunicarnos suele hacer las cosas peores, se piensa que por intentar aclarar o preguntar la razón de un determinado gesto, la respuesta puede complicar o hacer peor la situación. Entonces creemos que el tiempo solucionará aquello y precisamente pasadas varias lunas, es probable que el daño que generó el malentendido haya terminado por quebrar la relación, cualquiera que sea el origen de dicho vínculo. 

Los malos entendidos pueden venir por cualquier causa, por no tener claro la finalidad de un gesto y/o comentario o tal vez por no tener claro el afecto que nos une con la otra persona. No hay que apresurarse a "aclarar", lo que hay que intentar es estar claro para que, si hubiera el malentendido, seamos capaces de aclarar dicha situación. 

Solemos asociar los malos entendidos con asuntos laborales o asuntos civiles más allá de la querencia que se puede predicar dos o más personas. La verdad es que los malos entendidos en las relaciones humanas suelen ser los que más causan impacto y los que suelen dejar marcados a más de uno. 

Mi humilde sugerencia es que no se detenga a la hora de demostrar afecto, no se detenga a la hora de hacer algo que signifique demostrar el sentido de un te quiero. Por más que nos conozcamos, por más que hablemos el malentendido encontrará la manera de colarse y uno o ambos deben aclarar la situación para que el afecto siga siendo la constante. 

No asocien directamente los malos entendidos con errores, si hablamos de afecto, querer - o demostrarlo - puede pasar por malentendido pero nunca como un error. Me ha pasado y especialmente me pasó reciente, no pierdan el chance de andar con gente maravillosa porque un malentendido hizo de las suyas. 


Hasta la próxima carta, gracias a todos.