(Carta del 25 de septiembre de 2013)
Tal vez nos damos cuenta cuando sucede en ocasiones puntuales, pero lo que es seguro es que todos los días estamos buscando algo o muchas cosas o una gran cosa. Los seres humanos cuando miran hacia arriba preguntándose ¿por qué?, están en realidad haciendo la primera voz de la búsqueda constante que nos hace vivir y nos hace despertar cada día.
Algunos buscan felicidad, por aquel empeño que tenemos que la felicidad es un destino y no la travesía. Es una búsqueda extraña porque a veces suelen contestar que efectivamente son felices, es decir, que ya llegaron pero a veces contestan que no, que siguen buscando. Otros buscan el peligroso poder, aquel control que podemos ejercer con respecto a los demás y que suele, o puede, activarnos nuestras peores maneras. Suele verse en los políticos y aquellos que tienen cargos dirigenciales, pero lo podemos ver en el día a día con respecto a los que tienen que tomar decisiones tan simples como las del lugar de destino. Suele ser el poder una mala guía, pero suele ser la guía. Ahí que nos confundamos entre ser felices, tener posesiones y evidentemente, tener poder.
Otros buscan la paz, aquel momento en el que podemos sonreír viendo lo hecho y ligando lo por hacer. No es paz de dos países o de dos maneras de ver las cosas, es paz de hacer las cosas por un bien, por respeto, por los demás, por uno. Hay los que buscan trascendencia, dejar un legado para que los que vengan eviten cometer los mismos errores, lo triste es que los que venimos estamos cometiendo los mismos errores, pero se aprecia el gesto.
Y extrañamente está la inmensa mayoría que no tiene, o no tenemos, ni la más remota idea de que estamos buscando. Claro, es que resulta difícil saber a ciencia cierta que vinimos a buscar en esta vida y mejor aún, si es que vinimos a ser buscados. Algunos se enfrascan en buscar pareja, buscar logros, buscar metas, laburo y la verdad nada de eso es malo, al contrario, es parte de este diario vivir. El asunto, en mi humilde opinión, es que volvemos aquello las búsquedas magistrales.
La búsqueda magistral debe ser aquella que logre conectarnos al alma, aquella que activa la mayor y mejor creatividad de nuestro amigo pensante. Esa búsqueda es la de saber que estamos escribiendo día a día que la felicidad va de la mano, que la trascendencia se logra desde el mínimo afecto que profesamos a los que nos rodean, que la paz interna y externa es la clave para que felicidad y trascendencia sean compañeros de este viaje sin destino, sin tiempo.
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