Del lunes 05 de marzo de 2012, en mi caso aplica perfectamente a lo que vivo hoy en día. Intentando acompañar a la Alegría en su felicidad. Un día a la vez...
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Se abre el cielo como quisiéramos abrir el corazón, que si no hemos sufrido poco y al cabo de todo no venimos al mundo a sufrir. Azul intenso, tan fuerte como la emoción que se describe de la Alegría cuando volvemos a ver a alguien después de varios años o mejor aún, vemos a alguien después de unas pocas horas eso que le llaman maripositas en el estómago. Alegría, que bella es la Alegría bien vivida y sobre todo bien sentida, cuando nos alegramos más por lo ajeno que por lo propio, o en todo caso por lo nuestro.
Se hace una foto cielo o corazón abierto, azul o alegría intensa. En esa foto transitan recuerdos o a lo mejor deseos, pero nuestra mente y sobre todo nuestro corazón sigue dibujando aquella foto que grabamos tras el flash que abre un nuevo compás para una foto nueva.
Pasa la foto, echamos un cuento y volvemos a recordar. Los amigos que nunca volvimos a ver pero seguimos pensando, a los amigos que están por venir y de casi conocerles ya los hemos extrañado y se viene una foto nueva, cargada de sonrisas porque siempre que recordamos tratamos de hacerlo con una sonrisa, la que se expresa en el rostro de todos los que nos acompañaron alguna vez.
¿Nostalgia? Para nada, entre foto y foto la vida no te da tiempo a ponerte nostálgico, es su manera de pedirte que disfrutes, que disfrutes cada segundo posible por sonreír, esa es la escala eterna que mide el bien que nos hicieron y sobre todo el que hicimos.
Volvemos al cielo y en aquella noche oscura no hay línea que lo separe del mar, al que a veces tememos pero del que siempre aprendemos. Constancia, esperanza, fuerza, unidad y tantos mensajes que el mar siempre nos quiere dejar. Y los mensajes siguen porque en la noche el mar le pide permiso al cielo para crecer y enseñarnos de nuevo que no hay cosas imposibles, los imposibles son obra y arte de nosotros.
De aquí otra foto, el centro del universo se hacen unas embarcaciones que pueden ser estrellas pueden ser botes, pero dentro de su pequeñez nos recuerdan la enormidad de la creación, que puede ser tan infinito como el amor, como el sentimiento, como el cariño, como la esperanza. Que podemos creer que las cosas malas pueden ser tan o más grande que aquello y no, olvídenlo, esa noche oscura con un mar que llega al cielo solo cosas buenas puede traer.
Se pasan las fotos como se pasan los años, o los días para no exagerar. Eso es lo que queda de cada día, una foto de lo que vivimos y hemos hecho. Muchas de esas fotos no alcanzamos a verlas, porque queda en el grato recuerdo de otros.
Grita el sol con su brillo perpetuo, grita porque solo en algún rincón de la galaxia quiere que no perdamos la oportunidad de acompañarnos, de querernos, de amarnos, de estar. Tiene la grata experiencia de recordárnoslo cada día y tras cada foto, pide un chance al encuentro.
Fotos de buen gusto, fotos de esperanza, fotos de nosotros, de vosotros, de todos o del sol a escondidas con la luna riendo con el canto del amor.
Pasaron las fotos y seguirán pasando, sabor a milagro, lágrimas de ánimo, felicidad y solo felicidad.
Poco o nada, muchísimo tal vez, todo de corazón. No dejéis que el ánimo no permita abrir las puertas del corazón a cada experiencia grata de la vida, no quedéis atrapados en momentos de confort donde sufren, busquen superar el sufrimiento con momento de vida, mucha vida y el mejor ánimo.
Enamórense de vosotros, que desde ahí todo será mas lindo. Queridos hasta pronto, bendiciones plenas y muchísima ¡Pura Vida!: Próxima estAción esperanZa!
(Fotos de @PurasVitae y Google)
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